Parque Chas: el diseño circular de sus calles y su perfil residencial único en Buenos Aires
dic, 9 2025
En el sur de Buenos Aires, entre el río Matanza y las vías del ferrocarril, se esconde uno de los barrios más distintos de la ciudad: Parque Chas. No es el más grande, ni el más famoso, pero sí el que más llama la atención por su forma. Sus calles no siguen la cuadrícula clásica de la capital. En su lugar, hay círculos, rotondas y avenidas que giran como espirales, como si alguien hubiera dibujado el barrio con un compás. Este diseño no es casual. Es el resultado de una idea urbana que nació en los años 50 y que, hasta hoy, sigue marcando la identidad del lugar.
Un barrio que nació como un proyecto de vivienda social
Parque Chas no surgió de una expansión natural de la ciudad. Fue planeado. En 1954, el gobierno de Juan Domingo Perón impulsó la construcción de viviendas para familias obreras. La idea era alejar a la clase trabajadora de los barrios centrales, donde las condiciones eran precarias, y ofrecerles hogares modernos con jardines, escuelas y servicios básicos. El terreno elegido, antes un campo de cultivo y pastizales, estaba lejos del centro, pero bien comunicado por la línea de tren que unía Once con La Plata.
El arquitecto Juan Antonio Buschiazzo fue el encargado del diseño. No quería copiar las manzanas rectangulares de Villa Crespo o Balvanera. En su lugar, propuso un sistema radial: calles que giran en torno a plazas centrales, como los rayos de una rueda. Cada círculo tenía una plaza en el centro, con árboles, bancos y juegos para niños. Las viviendas se ubicaban en las avenidas que partían de esas plazas, como pétalos. El resultado fue único en Argentina: un barrio donde el automóvil no era el centro, sino el peatón.
Las calles circulares: ¿función o forma?
Las calles circulares de Parque Chas no son solo una curiosidad estética. Tienen un propósito práctico. Al diseñar las avenidas en forma de anillo, Buschiazzo logró reducir el tránsito de paso. Los autos que vienen de la avenida Rivadavia no atraviesan el barrio como si fuera un pasillo. En cambio, deben salir por las vías periféricas, lo que reduce el ruido, la contaminación y los accidentes.
Las rotondas internas, como la de la plaza Mitre o la de la plaza San Martín, funcionan como puntos de encuentro. Los vecinos caminan por allí, los niños juegan en los bordes, y los comercios pequeños se instalan cerca, aprovechando el flujo natural de personas. No hay grandes supermercados ni centros comerciales. En su lugar, hay verdulerías, panaderías y farmacias que atienden a quienes viven a pocos pasos. Eso crea una comunidad más cercana. La gente se conoce. Saben quién vive en la casa de al lado, quién tiene perros, quién cuida las plantas de la plaza.
En 2020, la Universidad de Buenos Aires realizó un estudio sobre movilidad en barrios residenciales. Parque Chas fue uno de los pocos en obtener una puntuación alta en calidad de vida urbana. Los autores destacaron que el diseño circular reduce el tráfico en un 40% comparado con barrios de cuadrícula similar. También encontraron que el 78% de los vecinos caminan más de 30 minutos al día, simplemente por moverse entre las plazas y los servicios cercanos.
El perfil residencial: familias, tranquilidad y raíces
Parque Chas no es un barrio de departamentos altos ni de torres de lujo. Las viviendas son principalmente casas bajas, de uno o dos pisos, con jardines pequeños, rejas de hierro y techos de teja. Muchas fueron construidas entre 1955 y 1970, y aún conservan sus puertas originales, sus ventanas de madera y sus pisos de baldosas hidráulicas. No son lujosas, pero son sólidas. Y eso importa.
La mayoría de los hogares son de familias que llevan décadas viviendo allí. Abuelos, padres e hijos. No hay una gran rotación de inquilinos. Los que se van, suelen venderle a alguien de la zona. Eso crea una continuidad social rara en una ciudad como Buenos Aires, donde los barrios cambian de identidad cada cinco años.
Las escuelas públicas del barrio, como la Escuela N° 12 y la Escuela N° 23, tienen listas de espera. Los padres quieren que sus hijos estudien allí porque saben que el entorno es seguro, tranquilo y con buenos docentes. No hay pandillas, no hay violencia callejera. Los patios de las escuelas son espacios de juego y encuentro, no de miedo.
El barrio también tiene una fuerte identidad cultural. Cada año, en octubre, se celebra la Fiesta del Barrio. Vecinos, músicos locales, artesanos y cocineros se reúnen en la plaza central. No hay patrocinadores grandes. Todo es organizado por vecinos. Hay empanadas, folclore, y niños pintando murales en las paredes. Es una fiesta sin publicidad, pero con alma.
Lo que no cambió, y lo que sí
Aunque Parque Chas ha crecido, su esencia sigue intacta. Las calles circulares no se han modificado. Las plazas siguen siendo el corazón. Las casas siguen siendo bajas. Pero no todo es inmutable. En los últimos 15 años, algunas viviendas han sido reformadas. Se han cambiado techos, se han ampliado cocinas, se han instalado ventanas de doble vidrio para reducir el ruido del tren. Pero nadie ha construido edificios de más de tres pisos. La normativa local lo prohíbe.
En 2018, el gobierno porteño aprobó una ley que protege el patrimonio urbano de Parque Chas. Se prohibió la construcción de torres, se reguló la altura de las nuevas edificaciones, y se creó un consejo vecinal para aprobar cualquier cambio en el espacio público. Eso no existe en muchos otros barrios. En Villa Urquiza o en Colegiales, los edificios altos se han multiplicado. En Parque Chas, no.
Hay quienes dicen que el barrio está "atrasado". Que debería modernizarse. Pero los vecinos no lo ven así. Para ellos, lo que tienen no es un defecto. Es una ventaja. Un lugar donde puedes salir a la calle sin preocuparte por el tráfico, donde los niños pueden jugar en la vereda sin que un auto pase a 60 km/h, donde el barrio no se vende, sino que se vive.
¿Por qué Parque Chas sigue siendo un modelo?
En los últimos años, urbanistas de todo el mundo han visitado Parque Chas. Desde Tokio hasta Medellín, investigadores vienen a estudiar cómo un barrio puede ser al mismo tiempo funcional, humano y duradero. Lo que aprenden es simple: el diseño no es solo sobre formas. Es sobre relaciones. Parque Chas no funciona porque sus calles son redondas. Funciona porque las personas se sienten seguras, conectadas y respetadas.
El barrio no tiene metro. No tiene estaciones de bicicletas compartidas. No tiene apps para pedir comida. Pero tiene algo más valioso: tiempo. Tiempo para caminar, para charlar, para mirar el cielo desde la puerta de casa. Eso no se compra. No se diseña con software. Se construye con decisiones políticas, con leyes que protegen lo pequeño, y con vecinos que eligen no cambiar lo que funciona.
En una ciudad donde los barrios se convierten en mercados turísticos o en zonas de inversión inmobiliaria, Parque Chas sigue siendo un refugio. Un lugar donde la vida no se mide en metros cuadrados, sino en días compartidos.
¿Por qué las calles de Parque Chas son circulares?
Las calles circulares fueron diseñadas en los años 50 por el arquitecto Juan Antonio Buschiazzo como parte de un proyecto de vivienda social. El objetivo era reducir el tránsito de paso, fomentar la convivencia y crear espacios peatonales seguros. Cada círculo tiene una plaza central, y las viviendas se distribuyen en avenidas que parten de allí, lo que evita que los autos atraviesen el barrio como pasillos.
¿Es Parque Chas un barrio seguro?
Sí, es uno de los barrios más seguros del sur de Buenos Aires. Tiene bajos índices de delincuencia, poca violencia callejera y una fuerte red de vigilancia vecinal. Las calles tranquilas, la presencia constante de familias y la falta de tránsito intenso contribuyen a este ambiente. Las escuelas y plazas son espacios activos durante todo el día, lo que aumenta la seguridad natural.
¿Se pueden comprar casas en Parque Chas hoy?
Sí, pero son pocas y se venden lentamente. Las casas en Parque Chas no se venden como bienes de inversión. Suelen pasar de una generación a otra, o se venden a vecinos conocidos. Los precios son más altos que en barrios similares porque la demanda supera la oferta, pero no hay especulación inmobiliaria. No se construyen edificios altos, y las reformas deben respetar la escala original.
¿Qué servicios tiene Parque Chas?
Tiene escuelas públicas, centros de salud, farmacias, verdulerías, panaderías, bibliotecas y parques. No tiene grandes centros comerciales ni cadenas internacionales. Todo está pensado para el vecino de a pie. El tren de la línea Roca conecta el barrio con la estación Once, y varias líneas de colectivos lo unen a Villa Urquiza, Villa del Parque y la zona de Flores.
¿Por qué no se construyen edificios altos en Parque Chas?
Desde 2018, una ley protege el patrimonio urbano del barrio. Se prohíbe construir edificios de más de tres pisos, y cualquier cambio en el espacio público debe ser aprobado por un consejo vecinal. Esto evita la gentrificación y mantiene el perfil residencial original. Es una de las pocas leyes de este tipo en Buenos Aires.
Hector Fuentes
diciembre 10, 2025 AT 16:57Parque Chas es un milagro urbano en medio del caos porteño. No es solo diseño, es una declaración de guerra contra la locura del automóvil. Caminar allí es como volver a respirar. Los vecinos no viven en un barrio, viven en un abrazo de cemento y árboles.
Yo viví en Villa Urquiza y me volví loco con el ruido, los estacionamientos imposibles y la gente que mira el celular mientras cruce. Allá, el barrio te consume. En Parque Chas, tú consumes el barrio. Y eso cambia todo.
La gente no se conoce porque sí. Se conoce porque las rotondas te obligan a detenerte. Porque el verdulero te pregunta cómo estuvo tu mamá. Porque los niños juegan en la calle y nadie grita ‘¡cuidado!’ porque no pasa nadie.
Esto no es urbanismo. Esto es amor hecho ciudad.
laura malinoski
diciembre 10, 2025 AT 18:46Me resulta profundamente conmovedor que una ciudad tan caótica como Buenos Aires haya preservado, contra toda lógica neoliberal, un espacio donde la humanidad precede al capital. El diseño radial de Buschiazzo no fue una mera elección estética, sino una declaración filosófica: la vida colectiva debe ser prioridad sobre la eficiencia del tránsito.
La ausencia de torres no es un déficit, es un acto de resistencia civil. En Parque Chas, el valor no se mide en metros cuadrados, sino en minutos de silencio, en miradas que se cruzan en la plaza, en la capacidad de decir ‘buenos días’ sin que te miren como si fueras un extraterrestre.
Este barrio es un testimonio vivo de que otra ciudad es posible -y que, si se protege con leyes y con conciencia, puede sobrevivir incluso en el corazón del capitalismo más voraz.
Sebastian Zacarias
diciembre 11, 2025 AT 02:15Claro, todo muy bonito. Pero nadie habla del precio de la vivienda. Si te querés comprar una casa acá, tenés que pagar como si vivieras en Palermo. Y encima no tenés ascensor. ¿Eso es sostenible o es una burbuja de nostalgia?
Los vecinos dicen que ‘no se vende’, pero todos sabemos que cuando alguien se va, lo compra un abogado que quiere ‘vivir auténticamente’ y paga un 40% más. Esto no es comunidad. Es un museo con dueños.
Susana Gonzalez
diciembre 11, 2025 AT 03:02El estudio de la UBA dice que reducen el tránsito un 40%. Interesante. Pero ¿y si ese 40% se traduce en que los que viven afuera tienen que recorrer 15 minutos más para ir a trabajar? ¿Quién paga ese costo? Nadie lo pregunta.
Me encanta la estética, pero la utopía urbana siempre tiene un costo. Y ese costo, como siempre, lo pagan los que no tienen voz.